Quinquis dels 80

Vuelvo de la exposición del CCCB con un nudo en el corazón y otro en la cabeza. El de la cabeza viene provocado por el gusto de ver una exposición bien hecha sobre un tema que me gusta, que me evoca la familiaridad del barrio, y que considero fundamental para entender los referentes culturales de los jóvenes urbanos catalanes y españoles.

Sin embargo, creo que a la exposición le fallan dos cosas. Por un lado, la relación entre el cine quinqui y la realidad quinqui no estaba del todo bien tratada, a mi modo de ver. No se explica bien, por ejemplo, el paso del fenómeno real a la gran pantalla, o hasta qué punto los cineastas reflejaban la realidad o una imagen distorsionada de ella. Y el amarillismo de la prensa? No sé, te muestran páginas de los diarios, pero me hubiera gustado un estudio micro sobre un quinqui y su idealización. Como veían estos delincuentes su entronización mediática? Hay un intento de ello con el Vaquilla, pero este tema debían haberlo explorado más.

Vuelvo también de la exposición con un nudo en el corazón, porque me parece que la exposición corre el peligro de banalizar una época y unos hechos que aplastaron a toda una generación de jóvenes. Los quinquis eran uno de los síntomas de los agudos problemas sociales que desangraban a los barrios de las periferias, en una época en que el paro alcanzó niveles históricos. Cierto, estas circunstancias se ven reflejadas en la exposición, en la que se muestra la vida en estos barrios, y que concluye con una muestra de los motines carcelarios en la época. Sin embargo, este último espacio para mí no está muy bien pensado, porque lo peor de la vida quinqui no fue la cárcel. Fue la muerte. La muerte, sí, que les esperaba al final de una jeringuilla o en el cuarto sucio de un hospital, en donde murieron muchos quinquis de sida. Son ellos y ellas a los que me gustaría que se hubiera recordado con una sala llena de lápidas, para que a la gente le quedara claro cual fue el final de la mayoría de ellos, incluyendo al Vaquilla.

Andy Robinson Busca Preguntas Útiles

Antes me parece que era columnista, hoy mantiene un bloc, pero siempre en LA VANGUARDIA. Llevo siguiéndolo tres o cuatro años y siempre me ha gustado su trabajo, especialmente una columna que hizo hablando de Detroit, en donde mostraba cómo, sorprendentemente, los pobres de la ciudad tenían opiniones positivas acerca de la elite empresarial del lugar.

El 5 de Junio publicó una nueva entrada en su bloc, en donde da en el clavo donde hay que dar para entender la evolución de la política venezolana en los últimos 15 años. Más allá del contenido de la entrada, en la que muestra cómo Venezuela intenta combatir la crisis económica y su impacto sobre los pobres, quisiera destacar que Robinson busca la perspectiva de esos sectores de población. Así, él los entrevista para saber cómo evalúan las políticas sociales del presidente venezolano Hugo Chávez, o pulsa la opinión sobre la red de supermercados subvencionados por el estado.

Hay informadores sobre Latinoamérica, como es el caso de Joaquim Ibarz, del que hemos hablado mucho aquí, que no dudan en afirmar que los que votan a los políticos llamados por él “populistas” o “neopopulistas,” votan “con los pies.” Vargas Llosa y su hijo Álvaro llaman a estos votantes “idiotas” en el título del libro Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano. Andy Robinson, en cambio, busca informar y comprender.

La Fiesta del Racismo se celebra en LA VANGUARDIA

En alguna ocasión he comentado que La Vanguardia me parece un diario que, aunque tiene columnistas que me parecen muy buenos, lleva una línea editorial muy conservadora. Esta línea editorial se hace muy notoria cuando informa de temas como la okupación, la inmigración o el despliegue de la ‘Barcelona-escaparate.’

El proyecto político de La Vanguardia

En la edición electrónica del lunes 4 de Mayo de 2009 se publicó una noticia que me sorprendió poco por su contenido xenófobo. La noticia, firmada por Enrique Figueredo, explica las dificultades que policías y jueces tienen para poder expulsar a las chicas subsaharianas negras que practican la prostitución en las Ramblas. Aunque en algún momento menciona que entre los objetivos de las autoridades está el combate contra la explotación sexual, en todo momento queda claro que la principal preocupación es no poder expulsar a las prostitutas africanas.

Es un ejemplo del tipo de contenido que hoy en día llena las páginas de la prensa europea. El problema no es la explotación sexual, la opresión de género y de clase, sino que sean extranjeras que ‘embrutezcan’ nuestra ciudad. Bien visto a contra luz, el argumento nos muestra la auténtica degeneración política de los idearios políticos europeos actuales: se olvida la universalidad de los derechos, la existencia de derechos que son inalienables independientemente del lugar en donde uno o una haya nacido, para denunciar los problemas que causan las personas inmigradas. Con este presente tan desastroso, nos espera un futuro poco esperanzador en lo que a derechos universales (o humanos) se refiere.

Decía que no me sorprende el tono xenófobo del artículo. Lo que me sorprende, es que el foro que acompaña a la noticia, ¡lo han tenido que cerrar! Esto, debido al tono increíblemente xenófobo de las intervenciones de los lectores. Las intervenciones en sí son indicadoras del tipo de público e ideas que La Vanguardia cultiva. Veamos algunos ejemplos:

“Nos guste o no, con la leyes actuales, una prosituta ilegal o un chorizo, delincuente rumano o magrebí por ejemplo, tiene más derechos que un ciudadano español. Ellos tienen derecho a robarnos, cuartar nuestra seguridad, atentar contra nuestra moral y nuestras costumbres. Nosotros no estamos pasrogegiods ni tenemos el rerecho de defendernos.”

“Pobres Magrebis y Subsaharianas (otrora moros y negras )¡¡ Como se atreven a violar su derecho a la intimidad en su lugar de trabajo grabandoles ? Esto es el colmo del racismo y la xenofobia. Papeles para todos y subvención como asociación cultural ya mismo, ellos son el atractivo turístico de BCN.”

“la historia es ciclica això ja va passar a Nova York i finalment van haver de netejar la xusma a cop de porra, però aqui ens queixem per tot, i quan la policia actua després els denunciem per repressors”

“Ante la picaresca de destruir sus pasaportes para que no puedan ser repatriadas, se les debía retener el tiempo máximo que se estableció en Europa 16 meses con el fin de identificarlas y devolverlas a sus países de origen”

“No podem, passejar tranquils per la nostre ciutat i per culpa de gent de fora.”

“Fuera toda esta chusma ya! Votaré a quien los expulse del país.”

“Los políticos y la Justicia déspota ha abandonado al ciudadano y lo ha dejado en manos de la delincuencia internacional. Ensuciado sus calles con la prostitución ilegal, incontrolada y peligrosa. Nos ha discriminado a la hora de escoger Colegio para nuestros hijos. Humillado en la Seguridad Social y destinado ingentes cantidades de dinero en favor de la inmigración ilegal. Todo gratis, a cuesta nuestra.”

«Grans centres de detenció. Als que no volen marxar se’ls deté, sel’s fica allà i sols marxaran quan donin la seva filiació.Per soposat res de subvencionar els demagogs de SOS racisme i altres semblants. El país s’ha de recuperar i si cal a cops de bastó. Sols tenim aquest país i està invaït.»

«Viendo elvideo me reafirmo en que hace falta una política muy dura, casi belicosa contra la inmigración ilegal y los foraneos que se dedican a la delincuencia.»

«Es un problema de salud pública, estan contagiando de SIDA a mucha gente, otras enfermedades, y lo que luego supone una carga para nuestro sistema sanitario i de Seg Soc. ni centros de intenamiento ni nada, k las devuelvan a África, y a los marroquies delincuentes también.»

«Pues hala !! A seguir puteando por las calles, impunemente. Creando vicio, suciedad, malestar y cabreo del ciudadano honesto, tolerante y sufrido.»

«Con estas noticias, España se va a llenar de indocumentados. Todos los sinpapeles, van a venir aqui porque no les pueden echar.»

Nota: he tenido que corregir la ortografía; no sólo los argumentos eran lamentables.

El Año que el Amazonas Subió, Subió …

2009 será recordado en el mundo por muchas cosas. Fue el año de la fiebre porcina nueva, generada sin duda en las oficinas centrales del PP, cuando a pesar de los consejos contrarios que sus correligionarios le dieron, Federico Trillo decidió follarse a una gallina mientras Mayor Oreja hacía lo propio con una cerda (no, no hablo de Esperanza Aguirre). De ahí la curiosa mezcla genética del virus. Será también recordado como el año del triplete de títulos del FC Barcelona, y como el año en que llegamos a 4 millones de parados en todo el Estado.

Sin embargo, en las ciudades de la cuenca del Amazonas, 2009 será recordado como el año de la Crecida del Copón. Efectivamente, el río –y sus tributarios –han alcanzado la mayor altura del siglo XXI y del XX. Por ello muchas ciudades están bien remojadas, con barrios enteros inundados. Entre ellas se incluyen Aveiros, Santarém, Itaituba, Alenquer, Óbidos, y otras.

La entrada a mi hotel en Alenquer

Fue en Alenquer que capté estas curiosas fotografías. La ciudad ‘viró’ la Venecia tropical, pero no en sentido figurado, sino literal, hehehe. Las pasarelas de madera que se ven en las fotos fueron colocadas durante los primeros días de la crecida del río, pero han tenido que instalar otras nuevas porque ha seguido creciendo. Ahora sí que puedo decir que he estado en un hotel que estaba ‘al otro lado del puente’ …

Santarém

Estoy en Santarém, capital de la regió del río Tapajós, una ciudad muy linda. Tiene una orla fantástica, con los barquitos blancos de pasajeros, los vendedores ambulantes, terrazas, música en vivo en algunos restaurantes … una delicia. Hace dos días, por ejemplo, estaba sentado al anochecer en un restaurante libanés pequenhito, más parecido a un shawarma de Barcelona que a un restaurante de paseo marítimo, deleitándome con el espectáculo de un murciélago dándose un banquete de mosquitos. Ayer en cambio me gustó más el atardecer del Tapajós, que encontré realmente espectacular. Lo único que quebra el paisaje de manera horrible es el perfil de unas rampas gigantes instaladas en el puerto, que según me dijeron pertenecen a ALCOA.

Santarém visto desde el aire

Es la ciudad más poblada y con más servicios de la región de Baixo Amazonas, en donde también están Alenquer, Óbidos, Monte Alegre, Faro, y Juruti, si no me dejo ningún municipio.  Parece que además de tener bastantes cabezas de ganado, lo que hace furor en esta región es la soja.  Como una mancha de pertróleo crudo, los campos de soja van extendiéndose por las riberas del Tapajós, que aun cuenta con muchos quilómetros de mata virgen, para ir devastando poco a poco la floresta amazónica.  Y lo peor es que el gobierno federal, del PT, no parece poner mucho empenho en proteger la Amazonía de la soja. Sí es cierto que se ha mejorado la vigilancia y la fiscalización en ciertas áreas, como el trabajo esclavo y el contrabando de maderas, pero falta hacer tanto para proteger realmente al bosque tropical amazónico …

En Santarém hay también un círculo de presión mediática y política con aspiraciones autonomistas. Quieren crear el Estado de Tapajós, principalmente con el argumento de que Belém, capital de Pará, drena las riquezas locales por vía fiscal, «e aqui não volta nada.» La verdad es que no es que no vuelva ‘nada’ a Belém, es que con las mafias políticas instaladas al nivel del gobierno estadual (los Barbalho, los Maiorana), la gran mayoría de población del estado tiene graves carencias de salud y educación, como mínimo.

Las elites locales se aprovechan de este sentimiento para hacer campanha por la autonomía, pero lo cierto es que no parece que los aspectos básicos del nivel de vida de la población vayan a mejorar. De los salarios mejor ni hablar. Un empleado del comercio, por ejemplo, cobra un salario mínimo, algo menos de 500 reales, o sea, algo más de 150 euros. La hija de una vecina nuestra en Ananindeua trabaja cinco horas al día cuidando un bebé, y cobra 70 reales -o unos 25 euros- al mes, o bien 25 céntimos de euro la hora. Y sin embargo, los empresarios comparten el mito popular de que los paraenses trabajan poco.  Obviamente, yo tampoco trabajaría mucho por un salario así…

En cualquier caso me despido hoy con la buena noticia de que Rubén Blades ha empezado un blog:  http://www.rubenblades.com/blog

Será interesante, com certeza.

De Vuelta en la Red

Después de unas semanas que se han convertido sin querer en meses, vuelvo a la Red para dar noticias sobre nuestra llegada y nuestra estancia en Belém do Pará. Tengo muchas ganas de escribir sobre temas amazónicos y paraenses que me parecen muy interesantes, como los conflictos agrarios (que duran y duran, como las pilas de Duracell), la deforestación, los desastres políticos e institucionales que marcan la realidad política de la región, los conflictos entre grupos de poder, y los medios de comunicación locales, pero supongo que lo primero es lo primero: hay que presentar en sociedad a esta ciudad.

Belém do Pará es una ciudad enorme, de unos ¿dos? millones de habitantes, que comparte con otras ciudades brasileñas dos tipos de crecimiento descontrolado. El primero es hacia la periferia. En el caso de Belém, los barrios (por llamarlos de alguna manera) y ocupaciones espontáneas de pobladores surgen a partir de la migración de población rural desplazada por procesos fallidos de colonización, o bien por familias que han visto cómo la agricultura dejaba paulatinamente de ser rentable. Otros pobladores provienen de garimpos (minas a cielo abierto) en los cuales no han alcanzado el cielo de sus sueños, acabando en un infierno de deudas, violencia, alcohol y pobreza.

El segundo tipo de crecimiento urbano, muy frecuente en las ciudades brasileñas, es hacia arriba. Buscando aislarse de la calle, de la suciedad, el ruido y la criminalidad causados por unas diferencias sociales atroces, las clases medias y altas se recluyen en condominios. Estos rascacielos cercados por alambradas eléctricas, a veces con instalaciones deportivas y recreativas dentro, son la realidad plasmada de la expresión “vivir en una torre de marfil”. También existen ciudades enteras para ricos segregadas de su entorno, como Alphaville, en São Paulo, aunque estas no son muy comunes aquí en el Norte.

El crecimiento hacia arriba

Nosotros vivimos en un condominio, y la verdad es que no me arrepiento de vivir en él. A mí no me horroriza la pobreza ni tengo la paranoia de la seguridad tan metida en la cabeza como la gente de acá, aunque la calle me resulta invivible sobretodo por el ruido y el tráfico incontrolado. Los conductores son terribles, las calles están pensadas para los coches. Y los que deberían estar al tanto de estos problemas, el alcalde y su equipo de gestión, son un desastre total y absoluto. El de ahora se llama Duciomar Costa, es del PSDB –Partido da Social Democracia Brasileira, un nombre patéticamente disparatado –y es un mafioso impresentable con una cara dura difícil de creer. Su gestión municipal ha sido un desastre total, habida cuenta de cómo está esta ciudad. Y lo peor es que este año pasó al segundo turno como contrincante suyo José Priante, primo de Jader Barbalho, un ex-gobernador de Pará que llegó a ser detenido por corrupción a las puertas del Senado federal. Un desastre.

Pese a estos problemas de habitabilidad, esta ciudad tiene un encanto innegable y una gastronomía única en el mundo. Esto es lo que más hemos disfrutado hasta ahora. El pescado por ejemplo –pescado en el río Amazonas, claro –es barato, abundante y riquísimo. Hace unas semanas salimos del mercado de pescado de Ver-o-peso con cuatro o cinco quilos de pescado fresco y nos gastamos unos treinta reales, o sea, unos quince euros. Las frutas son otro espectáculo. Muchas son desconocidas para nosotros, como el bacurí, el abiu, el taperebá, el cupuaçú, el cajú, o el açaí, y las frutas tropicales conocidas en otros lugares, como la papaya, el mango, la guayaba o la piña, aquí están de muerte. Además, Belém tiene rincones imperdibles. Pasear a la orilla del río, visitar el mercado de Ver-o-peso –¡único en el mundo! –conocer el Forte do Presepio o el Museo Goeldi, son actividades que valen mucho la pena en una ciudad que se enorgullece de ser la puerta de entrada a la Amazonía.